Verano de 2011. Dos equipos conviven en la ciudad de Los Ángeles, incluso en el mismo
pabellón, el Staples Center. Sin
embargo, estos equipos tienen grandes diferencias: Uno, los Lakers, el equipo del glamour y de todos
los famosos de Hollywood, ganador de 16
anillos y considerada una de las mejores franquicias de la historia, y
otro, los Clippers, un equipo humilde, sin anillos, ni títulos de
conferencia, ni de división (casi siempre copados por los Lakers) que históricamente ha buscado hacerse un hueco en la liga, pero
siempre eclipsado por los de amarillo -por Los Ángeles Lakers-. A priori, estos Clippers son el niño olvidado.
De izquierda a derecha. Pau, Kobe y Fisher posan con los dos títulos conquistados en 2009 y 2010.
En este contexto, los Lakers
venían de ganar dos anillos, en 2009 y 2010, comandados por Pau Gasol y Kobe Bryant y dirigidos por
Phil Jackson. El problema para ellos
era que el Maestro Zen (Phil Jackson) se retiraba, y con la llegada del, para mí, más que
dudoso buen entrenador Mike Brown, tenían que acometer cambios en la plantilla
tras la marcha de Lamar Odom y la necesidad de un base titular. Los Lakers
trataban de hacerse por todos los medios con Chris Paul, con la idea de juntar a corto plazo, dos años para ser exactos, a Kobe, CP3 y
Dwight Howard. Numerosas fórmulas sonaron, todas con Gasol, Bynum, o los dos
implicados, e incluso los Hornets de Nueva Orleans aceptaron uno de los traspasos propuestos.
Sin embargo, la comisión de traspasos de la NBA lo denegó, y no pudo hacerse oficial.
Aquí, tras esta negativa del traspaso, entran en juego los Clippers. Situados en uno de los
momentos más ilusionantes de su historia, con el prometedor Blake Griffin, recientemente elegido en
el draft, que ocupaba todos los días los highlights con sus salvajes mates, y
rodeado de el All-Star Chris Kaman y una horda de jugadores jóvenes como Eric
Gordon, Aminu, Bledsoe y DeAndré Jordan, los vecinos de los Lakers iban a dar un golpe de efecto. Tras el fracaso en el traspaso de los
Lakers, los Clippers entraron a escena: Mandaban
a Gordon, Kaman y Aminu a cambio de Chris Paul, con lo que, sumándole a
Paul y a Griffin a jugadores como Caron Butler o Chancey Billups que también
llegaban este verano, se convertían automáticamente en candidatos a entrar en play-off.
Chris Paul (CP3), campeón olímpico, abandonó New Orleans para recalar en los Clippers.
Los dos equipos conseguían resultados muy parejos a lo largo de la temporada reguar, hasta el
punto que los Clippers se ganaron el apodo de "The Lob City", por su gran habilidad para completar los
Alley-Oops, casi siempre terminados por Griffin y DeAndre Jordan. La igualdad
era tal que, finalmente, los Lakers
se terminaban llevando la división
Atlántico por un único partido de ventaja con respecto a los Clippers, que
se quedaban así más cerca que nunca de llevarse la división.
Ya en Playoffs,
Lakers terminaron 3º y Clippers 5º en liga regular, con lo que se enfrentaban
los primeros a Nuggets y los segundos a Grizzlies. Ambos superaban sus rondas y
llegaban a semifinales de conferencia
contra San Antonio y Oklahoma, respectivamente, y ambos eran eliminados allí. En definitiva, dos temporadas casi calcadas, y la rivalidad entre los dos equipos
de LA estaba más encendida que nunca.
Con toda esta igualdad nos presentábamos ante un verano
donde podía pasar de todo en cuanto a traspasos. Los Clippers golpeaban primero trayendo de vuelta a casa a su hijo
pródigo, Lamar Odom, seleccionado
por ellos mismos en el draft del 2000 y convirtiéndose en los años posteriores
en uno de los jugadores más importantes de la historia de la franquicia.
Paradójicamente, Odom perteneció a los Lakers del 2006 al 2011, siendo pieza
clave en los anillos de los de púrpura y amarillo en 2010 y 2011. Otra analogía
entre los dos equipos angelinos. Además, el veterano Grant Hill rechazaba el contrato que le ofrecían los Lakers, y
recalaba en el equipo vecino igual que hacía Chris Paul 12 meses atrás. Para
colmo, el rocoso center Ronny Turiaf
(exLaker, como no podía ser de otra manera), llegaba al equipo rojo.
Dwight Howard el día de su presentación como nuevo center de Los Ángeles Lakers.
Mientras tanto, no muy lejos de las oficinas de los
Clippers, el General Manager de los Lakers,
Mitch Kupchak no perdía precisamente el tiempo. Kupchak mandaba al base titular
del final de temporada Ramon Sessions a los Bobcats y para reemplazarle pescaba
en la agencia libre al 8 veces All-Star Steve
Nash (38 años). También reforzaba el banquillo con un muy interesante Antawn Jamison, que llegaba desde
Cleveland. Y para poner la guinda, hace pocos días se hacía oficial un traspaso
a cuatro bandas que enviaba a “Supermán”
Howard a los Lakers a cambio de
Andrew Bynum y una ronda de draft. Howard es, sin ningún género de duda, el
pívot más dominante de la liga y uno de los jugadores más determinantes. DH12
formará junto a Pau un juego interior
terrorífico y sumándoles a Kobe y a Nash en el perímetro, los Lakers se
convierten en favoritísimos con el permiso de los Heat de LeBron y los Thunder
de "Durantula".
En definitiva, dos auténticos equipazos que serán tops en la Conferencia Oeste ,
en especial los amarillos que partirán en lo más alto en todas las apuestas. Lo
único que es seguro, es que en los enfrentamientos entre los dos equipos
angelinos en el Staples y en la lucha entre ambos por el título de división, y,
quién sabe, de conferencia, saltarán chispas.
Tras muchos años a la sombra, los Clippers pueden competir de tú a tú con sus vecinos. La experiencia de esta última temporada más los fichajes les hacen más peligrosos. El vecino pobre, el niño olvidado de Los Ángeles quiere volver a la gran pantalla.
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