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miércoles, 27 de marzo de 2013

Un ingeniero como entrenador (I)

Manuel Pellegrini, nacido en Santiago de Chile hace 59 años, puede presumir de ser el único entrenador en haber conseguido clasificar a dos debutantes en la máxima competición europea -por la Champions Legue- entre los 8 mejores equipos. Lo hizo en la edición 2005/2006 con el Villarreal, y lo ha vuelto a hacer en la 2012/2013 con el Málaga. Clubes humildes, bien estructurados y con la ilusión del debutante. Pellegrini es un ingeniero entre entrenadores.

El chileno comenzó su andadura en su Chile natal. Entre 1988 y 1998 entrenó a Universidad de Chile, Palestino o Universidad Católica, entre otros, consiguiendo con estos últimos la copa de Chile en el año 1995. Tras un paso fugaz por la liga ecuatoriana, donde se alzó con el título liguero dirigiendo a la Liga de Quito, dio el salto al campeonato argentino.
San Lorenzo de Almagro primero, y River Plate después, disfrutaron de sus servicios. Los Cuervos -por San Lorenzo- se llevaron el clausura de 2001. Los Millonarios -por River- el de 2003. Tras su experiencia en Sudamérica, Manuel, cruzaba el Atlántico y llegaba a Europa.

Pellegrini posa en la residencia de la Ciudad Deportiva del Villarreal. Lugar de trabajo para el chileno durante 5 años.

Un pequeño pueblo de Castellón acogía a un ingeniero chileno. Tímido y de apariencia tranquila, pero con una mente privilegiada, aterrizaba en Vila-Real para consolidar a un equipo que afrontaba la quinta temporada en primera tras su ascenso en 1999. 

A 11 metros de la gloria

Con Riquelme y Senna en la plantilla, los refuerzos de Diego Forlán o Gonzalo Rodriguez asentaron el proyecto, y de ¡qué manera!. Los castellonenses, en el debut de Pellegrini, acababan en tercera posición (temporada 2004/2005) y accedían a la fase previa de la UCL. Mucha culpa de ello fueron los 25 goles que le valieron a Diego Forlán la Bota de Oro.
Esperaba el Everton, los Toffees seria la primera victima de una larga lista. 

Tras superar al Everton, el Villarreal lideraba su grupo dejando en la cuneta a equipos como el Manchester United, el Lille o el Benfica. Líder de grupo y con factor campo para los octavos de final. 
En los octavos caía el Glasgow Rangers, refundado hoy en día en el The Rangers FC, y en cuartos todo un campeón de Europa como es el Inter de Milán, sin duda, Pellegrini y los suyos estaban en boca de todos. Semifinalistas el año del debut, lo nunca antes visto.

Tocaba el Arsenal, la ida en el nuevo Emirates dejo un resultado adverso (1-0), pero quedaba la vuelta en El Madrigal. El partido más importante de su historia, el submarino amarillo estaba a 90 minutos de pasar a una final continental donde ya esperaba el FC Barcelona. Ese penalty de Riquelme, lo pudo cambiar todo.


Momento en el que Lehmann detiene a Riqueleme (8) el penalty que forzaba la prórroga.

Un estilo mantenido

Tras el varapalo de la Champions y el 7º puesto en Liga, la entidad castellonense se quedaba sin jugar competición europea tras perder la final de la ya desaparecida Intertoto frente al Maribor esloveno. Algo que supo aprovechar Pellegrini para acabar en 5º posición y volver a Europa. Los refuerzos de Cani y Pirès habían ayudado para que de nuevo, tras un año sin visado, el Villarreal volvía a viajar por el viejo continente.

Lo hacía en la UEFA, con una plantilla mejorada y con el recuerdo de esas semifinales de Champions dos campañas atrás. Esa temporada 2007/2008 los de Castellón conseguían un subcampeonato histórico, sólo el Real Madrid les podía superar. El la UEFA, el Zenit de San Petesburgo, campeón de esa edición, les dejaba fuera en dieciseisavos de final. Se podía pensar en fracaso, pero la identidad ganada y el respeto en el fútbol, no solo español, estaba presente. Además, el subcampeonato liguero les devolvía a la Champions. En esa 2007/2008 la llegada de Cazorla tras su paso por Huelva, el buen hacer de Rossi (sustituto de Forlán), y los aciertos en la contratación de Godín y Capdevila fueron fundamentales para seguir en lo alto. Fueron fundamentales para mantener vivo un estilo de fútbol y de trabajo.
Un estilo que hizo que Marcos Senna y Santi Cazorla representaran al Villarreal en al Eurocopa de Austria y Suiza, una Eurcopa que acabaría ganando España.

Fin de la era

La temporada 2008/2009 sería la última del ingeniero en Vila-Real. Cazorla, Rossi y compañía alegraban las tardes al espectador del buen fútbol. El Madridgal disfrutaba, y los jugadores también. Una acordeón perfecta sobre el terreno de juego, una acordeón que sonaba al compás de Pellegrini.
Esa temporada el submarino amarillo acabaría en 5º posición, obteniendo el pase a la Europa League. En Champions, de nuevo, el Arsenal les dejaba fuera en los cuartos de final.

Senna y Cazorla fueron campeones de Europa representando al Villarreal en aquella Eurocopa de Austria y Suiza. Sin duda, la recompensa al trabajo bien hecho.

Acababa una era, 5 temporadas, que se resumen en un subcampeonato liguero, un tercer puesto, dos quintos y un séprimo. Unas semifinales y unos cuartos de final de Champions, y unos cuartos de final en UEFA, casi nada. Además, Diego Forlán conquistaba la Bota de Oro en la temporada 2004/2005, la primera del chileno.

Pellegrini con el club castellonense tocó con los dedos una final continental, marcó un modelo a seguir e implantó una filosofía de club, en definitiva, el ingeniero, con el objetivo inicial de consolidar un proyecto, había superado las barreras y había puesto a Vila-Real, una población de aproximadamente 50.000 habitantes, en el mapa del fútbol mundial.
El Real Madrid llamaba a sus puertas. El chileno hacia las maletas y aterrizaba en la capital de España, en la capital del fútbol europeo.

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